Hoy El País, publica un interesante artículo sobre la investigación con células madres, que de poderse replicar en humanos, puede convertirse en un gran avance para la recuperación de las personas sordas, un colectivo que sin duda se ve relegado en muchas ocasionas al abandono,,
Se necesitan más investigaciones, como la que se ha llevado acabo en la Universidad de Sheffied (Reino Unido), para seguir mejorando la calidad de vida de las personas sordas.
Un implante con células madre cura un tipo de sordera en roedores
Los cultivos regeneran los cilios auditivos y las neuronas asociadas
Un implante de células madre de origen embrionario humano ha sido capaz de devolver la audición a jerbos (un tipo de roedor) sordos, según ha publicado Nature. De todos los posibles tipos de sordera, el ensayo podría servir, en un futuro, para las de tipo neurosensorial, que representan aproximadamente el 30% de ellas, indica el jefe del servicio de otorrinolaringología del hospital Ramón y Cajal de Madrid, Ignacio Cobeta.
Los investigadores, liderados por Marcelo N. Rivolta, de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), hicieron en verdad una doble diferenciación, para atacar la enfermedad desde los dos puntos de vista posibles. El tipo de sordera elegido se caracteriza por dos aspectos: por un lado, faltan los cilios del oído interno, que son, como explica Cobeta, “los encargados de transformar la energía mecánica de las ondas sonoras en la energía eléctrica que transmite el nervio”. Por otro, han perdido las neuronas del ganglio espiral de Corti, que son las encargadas de recoger esta señal.
Lo que los investigadores han hecho ha sido cultivar in vitro células madre por separado para que formaran precursoras de ambas estructuras: los cilios y las neuronas. Y luego los han implantado en los animales. El resultado ha sido que la diferenciación ha proseguido, y, además, los implantes han arraigado en el oído de los jerbos.
Los autores del trabajo señalan que es cierto que para este tipo de sordera, en concreto, existe un tratamiento paliativo, que son los implantes cocleares. Pero Cobeta añade que este remedio es “muy útil, pero muy grosero”, por lo que una técnica más sencilla y que no implicara introducir electrodos en el oído con sus correspondientes transductores [los procesadores que traducen el sonido en impulsos nerviosos], que se implantan detrás de la oreja, sería un gran avance si se consigue que el método funcione en humanos.
Los investigadores, liderados por Marcelo N. Rivolta, de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), hicieron en verdad una doble diferenciación, para atacar la enfermedad desde los dos puntos de vista posibles. El tipo de sordera elegido se caracteriza por dos aspectos: por un lado, faltan los cilios del oído interno, que son, como explica Cobeta, “los encargados de transformar la energía mecánica de las ondas sonoras en la energía eléctrica que transmite el nervio”. Por otro, han perdido las neuronas del ganglio espiral de Corti, que son las encargadas de recoger esta señal.
Lo que los investigadores han hecho ha sido cultivar in vitro células madre por separado para que formaran precursoras de ambas estructuras: los cilios y las neuronas. Y luego los han implantado en los animales. El resultado ha sido que la diferenciación ha proseguido, y, además, los implantes han arraigado en el oído de los jerbos.
Los autores del trabajo señalan que es cierto que para este tipo de sordera, en concreto, existe un tratamiento paliativo, que son los implantes cocleares. Pero Cobeta añade que este remedio es “muy útil, pero muy grosero”, por lo que una técnica más sencilla y que no implicara introducir electrodos en el oído con sus correspondientes transductores [los procesadores que traducen el sonido en impulsos nerviosos], que se implantan detrás de la oreja, sería un gran avance si se consigue que el método funcione en humanos.
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